Familia HosannaLa sonrisa de Jesús

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Historia de la Familia Hosanna

Para hablar acerca del nacimiento de Familia Hosanna es necesario remontarnos a la etapa vocacional del padre John. Desde niño tuvo experiencias muy fuertes tanto del Señor como del enemigo y nunca se imaginó que todo esto sería tierra fértil para la obra y misión que en un futuro depositaría en sus manos.

"En el seminario después de una vida difícil, complicada, y también desordenada, decidí ser misionero ad gente, es decir misionero de primer anuncio y se concretó en la Comunidad de los Javerianos a la cual ingresé. Luego de algunos años de formación estando en uno de los retiros en una casa de campo en Guatapé Antioquia yo visualice una pequeña casita en medio de una montaña y mirando esa casita salió a la luz un gran deseo, me gustaría vivir en soledad y silencio para estar con el Señor y ese mismo día les propuse a Felipe y Martín, seminaristas amigos míos, que luego de ordenarnos sacerdotes le entregáramos activamente diez años, la misión a Dios y después buscáramos el silencio, la soledad y la oración…. Eso quedó como una propuesta en aquel entonces de muchachos, sin que haya nada cierto del tema”, cuenta sonrientemente el padre John.

Como el Señor se toma muy en serio las promesas y no se olvida de las ofrendas, transcurridos los 10 años intensos de servicio misionero en la Comunidad de los Javerianos, el Señor se dignó a recordarle al joven sacerdote la dichosa propuesta. Y es en medio de circunstancias adversas y situaciones límites de su salud física y espiritual que le llegó el discernimiento de la vida de silencio que en algún momento había deseado vivir. Detrás de toda prueba siempre hay algo nuevo. Hay un propósito.

“Luego de ordenarme sacerdote estuve en muchos lugares de misiones y en una experiencia ya en Ecuador caí en una gran crisis sacerdotal hasta pensé dejar el ministerio, por malos testimonios que recibí y por qué no decirlo, yo no había tomado la decisión radical de ser sacerdote para toda la vida. Y en esa perturbación de dejar o no el ministerio llegué a una parroquia, por gracia de Dios, donde sané mucho mi corazón y afiancé profundamente mi vocación sacerdotal”.

El padre John reconoce que no se ordenó por vocación, sino por misericordia de Dios ya que esta vocación como tal surge después de 5 años de haberse entregado al Señor.

En esa parroquia, del Buen Pastor de Quito- Ecuador a la que llegó, un 1 de julio del 2013 estuvo 11 meses dedicado a la oración y al discernimiento, su condición de salud era muy delicada debido al intenso trabajo y adveras situaciones que había vivido en aquél entonces, fue en medio de todo ello que redescubre el don del sacerdocio. Es allí donde conoce a Margarita Larrea consagrada eremita quien ya vivía una espiritualidad de silencio y oración y al padre John le pareció muy bonita esta espiritualidad pustinik que vivía dicha hermana. Este encuentro iluminó la vocación del padre John “yo estaba en búsqueda. Por exceso de trabajo en mi pastoral, había caído en enfermedad y debilidad y necesitaba quietud y oración para sanarme y esta vida de oración y soledad que se abría a mis ojos precisamente era lo que mi alma necesitaba”.

Entre diálogos y experiencias de oración Margarita y el padre John hicieron amistad, ambos sedientos de una vida más silenciosa profundizaron más acerca de esta vida pustinikki; y sin darse cuenta el padre John fue cautivándose de esta espiritualidad y es así que sin mucha conciencia y sin pensarlo demasiado habló con sus superiores del momento y les compartió el gran deseo de su corazón de abrazar una vida más contemplativa de soledad y silencio, ellos entre risas y comentarios tomaron como demasiado romántico lo que les proponía el optimista sacerdote sobre esta vida ermitaña pero pese a los entre dichos le dieron la libertad de decidir.

Posteriormente en una reunión de sacerdotes en Yaruquí, Quito, se discutía por una capillita en una montaña donde nadie quería atenderla, al parecer por no tener ingresos económicos, eso decían “Pero yo de solo escucharlo me enamoré”, asentó el padre John, “estaba con el padre Rafael Campos mi superior inmediato en la parroquia… le pareció genial mi gran deseo de poder hacer una experiencia en dicha capillita, e incluso me acompañó a hablar con el obispo Monseñor René en ese tiempo obispo auxiliar de Quito, para mi traslado a ese lugar”.

Pero Dios, en su inmensa misericordia, ya le tenía otra propuesta por el momento al padre John, el padre Manuel, párroco en ese entonces de San Vicente en Yaruquí, le ofreció otra capilla, aunque no muy convencido de ésta, el padre John después de

mucho disuadir la propuesta, pensando que quizá es la voluntad del Señor ante las insistentes llamadas, ¡¡¡aceptó!!! … y empezó su maravillosa e insospechada experiencia misionera en Otón de Vélez…

Para ese entonces el padre John ya tenía programada una peregrinación a los Santuarios Marianos por Europa a la que se fue sin pensarlo dos veces, por cosas de Dios, y sin aún recordarlo, el joven presbítero, empieza a recibir saludos de aniversario sacerdotal precisamente cuando había tomado ya decisión de empezar una vida ermitaña… “No había caído en cuenta, hasta ese momento, que cumplía 10 años de mi vida sacerdotal y recordé aquella promesa que le había hecho al señor en Guatape de buscar el silencio y la soledad después de 10 años de vida misionera activa… y esto coincidía con la toma de decisión que estaba haciendo en ese preciso momento de empezar mi vida ermitaña… para Dios no hay coincidencia todo es diosidencia."

Nunca se Olvida (1Cor 1,9)

"El Señor me llevó, ya como ermitaño, a una peregrinación por los Santuarios Marianos de Europa. Sin haber querido hacer coincidir la fecha, celebré mi décimo aniversario sacerdotal en Toledo y antes de iniciar la Santa Misa, en oración recordé algo que sería fundamental en mi historia de búsqueda, una vez más, comprobé la grandeza del Señor y cuán en serio se toma nuestros planes y deseos.”

"Siendo aún seminarista y estudiante de teología, estando en un retiro espiritual en Guatapé y junto con mis compañeros Martín y Felipe, me surgió la loca propuesta de ordenarnos sacerdotes y servir activamente por 10 años en las misiones y posteriormente dedicarnos a la vida de silencio y oración, ese pensamiento me taladró por mucho tiempo hasta que terminó por escaparse de mi mente, pero en aquél momento, en Toledo, cayó un balde de agua fría sobre mí al enterarme que esa propuesta había quedado grabada en la memoria de Dios, aunque no en la mía, y lo asombroso es que no me dio ni un día más ni uno menos, majestuoso Señor, yo había pensado que habías olvidado nuestros diálogos de muchachos, pero resulta que habías guardado en tu Corazón hasta los más mínimos detalles y cuánto me emocionó al saberlo."

"Qué incalculable gozo y qué generoso el Señor, cómo ha querido madurarme en las luchas y las dudas para traerme a su jardín y así empujarme a experiencias diferentes, las que sin duda llevarán cruentos ataques del enemigo, pero a su vez e indudablemente, gozos inefables."

monte tabor
¿Por Qué “Familia Hosanna”?

“Hosanna es una expresión que me impactó mucho desde que estuve en Cochabamba Bolivia, lo recuerdo bien en una predica en el Centro San Martín de Porres con los carismáticos y me deleitaba cantando: Hosanna, Hosanna”.

Hosanna significa “salva ahora”, “salva, te rogamos”, “auxilio, te pedimos”. Es la aclamación de la multitud cuando Jesús hacía su entrada a Jerusalén: “¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!” (Mt 21,9) Y que repetimos cuando cantamos el “Santo” en la Eucaristía.

Esta expresión responde perfectamente a lo que desea Ser y vivir Familia Hosanna: Ser un medio por el cual el Señor siga salvando y a su vez recibir, alabanza, adoración y gloria por parte de todos sus miembros.